En este décimo segundo día de Navidad, me maravillo por el poder de la vida que mora en mí. Durante cada día de este nuevo año, pensaré en la verdadera fuente de fortaleza y vida que fluye en mí y a través de mí. Dios es el manantial de la vida, y esta vida es renovada célula a célula constantemente.
La energía espiritual de esta fuente inagotable de vida es mi verdadera salud. Es lo que me apoya y fomenta mi propósito, lo que me guía hacia la libertad, la felicidad, el crecimiento y la sabiduría.
¡Doy gracias a Dios por la vida —buena, alegre, libre y eterna!
Fuente: http://www.senderoespiritual.com/
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