“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”. —Eclesiastés 3:1
El orden divino es la primera ley del universo. Aunque a veces no pueda verlo, dicho orden está presente y obra en mi vida y en el mundo. Hoy, al poner mi vida en perspectiva, tomo tiempo para contemplar esta ley infalible de Dios y la mantengo presente en todo momento.
Al confiar en el orden divino, sé que los sucesos de mi vida se llevan a cabo en el tiempo perfecto y de la manera correcta. Con una actitud paciente y confiada, anticipo bendiciones.
Comienzo este año nuevo, con fe en que Dios está a cargo y que todo está bien. Me centro en la presencia de Dios, consciente de que puedo abordar cada día con paz en mi mente, fuerza en mi espíritu y fe en mi corazón.
Me uno al orden divino, y reconozco orden en cada circunstancia.
Tomado de: http://www.senderoespiritual.com/
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